Las empresas que trabajan en la industria farmacéutica tienen el reto de dar con las combinaciones químicas idóneas para crear medicamentos y otros productos farmacéuticos. Eso es a lo que se dedican los profesionales químicos y el terreno de conocimiento que dominan.
Pero la industria farmacéutica tiene otro reto relacionado con la venta y distribución de sus productos: la logística para transportarlos y almacenarlos debe ser de una forma muy concreta, ya que la mayoría de productos farmacéuticos requieren de una temperatura controlada.
Esto es porque las empresas fabricantes dejan sus productos en manos de otros y deben asegurarse de que se cumplirán las condiciones ambientales que ayuden a mantenerlos a salvo. Y es por eso que es tan importante asegurarse de que se utilizan embalajes y medios de transporte que garanticen la cadena de frío.
Muchos productos farmacéuticos, como vacunas, medicamentos específicos, materiales para análisis clínicos, preparados biológicos y algunos productos relacionados con los trasplantes, pueden cambiar sus propiedades si se dan variaciones drásticas de temperatura o, simplemente, si se conservan a una temperatura que no es la adecuada. Tanto es así que, según datos de la Organización Mundial de la Salud, el 25% de las vacunas llegan a su destino en condiciones degradadas por culpa de un mal mantenimiento de la cadena de frío.
Es por eso que mantener la cadena de frío no solamente garantiza la buena continuidad del negocio farmacéutico, sino que además es una salvaguarda para la salud del consumidor.
Por lo general, los fármacos necesitan una cadena de frío no tan difícil de conseguir: a muchos de ellos les basta con estar a temperatura ambiente de entre 20 y 23ºC (nunca superior a los
30ºC) y con una humedad normal. Sin embargo, algunos de ellos requieren una manutención continua en un rango de temperatura más bajo.
Es el caso de la mayoría de vacunas, donde hasta periodos cortos fuera de la temperatura recomendada pueden ser causa de la reproducción de microorganismos patógenos, lo cual afectará gravemente el producto, la reputación de la empresa fabricante y podría hasta causar una catástrofe sanitaria.
Es por eso que la cadena de frío en productos sanitarios es un campo ampliamente estudiado, y se divide en varias fases, desde que el producto sale del laboratorio hasta que se suministra a un paciente. Estas fases son las siguientes y, en cada una de ellas, se emplea una solución para mantener la cadena de frío.
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